Avui en dia, no es poden negar les evidències, és a dir, la repressió de la llengua catalana adduint desconeixement: els topònims castellans als pobles valenciano-parlants, com ara Xàtiva o Vila-real, varen anar implantant-se, por el justo derecho de conquista, a partir del 1707, és a dir, no solament per la desfeta d'Almansa, sinó sobretot per la promulgació dels Decrets de Nova Planta de València (1707), Aragó (1711), Mallorca (1715) i Catalunya (1716) on se seguiren les instruccions de l'avi de Felip V, és a dir, de Lluís XIV, el monarca francès que ja en 1700 havia deixat escrit que l'ús del català repugna i és contrari a l'honor de la nació francesa.
Per tant, s'hauria d'exigir, a qui corresponga, la subsegüent rectificació a tots els textos on diu que allò que va passar a Vila-real el 12 de gener de 1706 va ser només un incident, que la crema d'aquesta ciutat o la de Xàtiva és poc més que una novel·la de ficció i, per acabar, que l'ús del topònim Villarreal o d'altres topònims castellans a terres catalano-parlants va ser una moda a l'ús per la castellanització iniciada al segle XVI (a València capital?, al mateix Vila-real?): cliqueu sobre la imatge per engrandir-la.
REPORTAJE
El día que Xàtiva recuperó el nombre
La capital setabense celebra el 200º aniversario de la restitución de su denominación gracias a Joaquín Lorenzo Villanueva
XAVIER ALIAGA - Xàtiva - El País 25/09/2011
La historia de la pérdida del nombre de Xàtiva, abolido por el rey Felipe V en beneficio de la insostenible denominación Colonia de San Felipe, es conocida: durante la Guerra de Sucesión, en 1707, como represalia a la fidelidad austracista de la ciudad, Felipe V ordenó arrasar la población y la rebautizó de forma ignominiosa. La dimensión histórica del conflicto, junto al castigo simbólico al que la ciudad sometió al monarca ya en el siglo XX, colgando boca abajo su retrato en el museo municipal, han hecho célebre este episodio. Sin embargo, la restitución onomástica, de la mano del diputado Joaquín Lorenzo Villanueva, es menos conocida. De hecho, pocos habitantes de la ciudad serían capaces de ubicar la obra política del ilustre personaje y su interesante periplo vital.
Ocurrió un 28 de septiembre de 1811, ahora hace 200 años. En el contexto del proceso constituyente de las Cortes de Cádiz, Villanueva, un "clérigo jansenista que evolucionó hacia el liberalismo moderado", como lo define el historiador Germán Ramírez, conseguía la promulgación de un decreto de restitución del topónimo original. No fue lo único que hizo por su ciudad: más tarde impulsó una efímera cuarta provincia del Reino de Valencia con Xàtiva como capital, contando con los partidos judiciales de Gandia, Dénia, Ontinyent, Albaida y Ayora y una población a principios del siglo XIX de unos 140.000 habitantes. Una división administrativa que duró poco más de un año, entre 1822 y 1823. Villanueva, además, contribuyó a la abolición de la Santa Inquisición, fue designado embajador en la Santa Sede, aunque no se le permitió entrar en la sede vaticana por su filiación liberal, es autor de una reducida bibliografía, entre cuyas obras está el texto autobiográfico Mi viaje a las Cortes, y sufrió el exilio tras finalizar el trienio liberal (1820-1823). Murió en Dublín en 1837.
Su atractiva trayectoria puede que se haga más familiar las próximas semanas para los setabenses por la coincidencia de dos programas de actos paralelos, uno impulsado por la asociación cultural Amics de la Costera, que fue presentado en el mes de junio, y otro a cargo del Ayuntamiento y dado a conocer el 16 de septiembre. Una premura que parece justificar las críticas de la oposición socialista de "improvisación" y "solapamiento". Entre las actividades oficiales, una conferencia, un acto institucional el día 28 y la exposición de diversos documentos originales recuperados por el archivero municipal, Isaïes Blesa, entre ellos el decreto de restitución. Mientras, Amics de la Costera, sin ningún tipo de apoyo institucional, ha editado una serigrafía conmemorativa, obra de Ernesto García Lledó, instalará una placa conmemorativa y editará una pequeña publicación en la que se difundirán documentos inéditos, caso de la correspondencia de Villanueva con las autoridades locales de la época. También se contará la historia de la segunda restitución del nombre de la ciudad: el decreto de 1811 contemplaba la denominación de Xàtiva, que fue castellanizándose con el tiempo hasta derivar en Játiva. El primer alcalde democrático, el socialista Manuel Casesnoves, recuperó vía decreto el topónimo autóctono.
El día que Xàtiva recuperó el nombre
La capital setabense celebra el 200º aniversario de la restitución de su denominación gracias a Joaquín Lorenzo Villanueva
XAVIER ALIAGA - Xàtiva - El País 25/09/2011
La historia de la pérdida del nombre de Xàtiva, abolido por el rey Felipe V en beneficio de la insostenible denominación Colonia de San Felipe, es conocida: durante la Guerra de Sucesión, en 1707, como represalia a la fidelidad austracista de la ciudad, Felipe V ordenó arrasar la población y la rebautizó de forma ignominiosa. La dimensión histórica del conflicto, junto al castigo simbólico al que la ciudad sometió al monarca ya en el siglo XX, colgando boca abajo su retrato en el museo municipal, han hecho célebre este episodio. Sin embargo, la restitución onomástica, de la mano del diputado Joaquín Lorenzo Villanueva, es menos conocida. De hecho, pocos habitantes de la ciudad serían capaces de ubicar la obra política del ilustre personaje y su interesante periplo vital.
Ocurrió un 28 de septiembre de 1811, ahora hace 200 años. En el contexto del proceso constituyente de las Cortes de Cádiz, Villanueva, un "clérigo jansenista que evolucionó hacia el liberalismo moderado", como lo define el historiador Germán Ramírez, conseguía la promulgación de un decreto de restitución del topónimo original. No fue lo único que hizo por su ciudad: más tarde impulsó una efímera cuarta provincia del Reino de Valencia con Xàtiva como capital, contando con los partidos judiciales de Gandia, Dénia, Ontinyent, Albaida y Ayora y una población a principios del siglo XIX de unos 140.000 habitantes. Una división administrativa que duró poco más de un año, entre 1822 y 1823. Villanueva, además, contribuyó a la abolición de la Santa Inquisición, fue designado embajador en la Santa Sede, aunque no se le permitió entrar en la sede vaticana por su filiación liberal, es autor de una reducida bibliografía, entre cuyas obras está el texto autobiográfico Mi viaje a las Cortes, y sufrió el exilio tras finalizar el trienio liberal (1820-1823). Murió en Dublín en 1837.
Su atractiva trayectoria puede que se haga más familiar las próximas semanas para los setabenses por la coincidencia de dos programas de actos paralelos, uno impulsado por la asociación cultural Amics de la Costera, que fue presentado en el mes de junio, y otro a cargo del Ayuntamiento y dado a conocer el 16 de septiembre. Una premura que parece justificar las críticas de la oposición socialista de "improvisación" y "solapamiento". Entre las actividades oficiales, una conferencia, un acto institucional el día 28 y la exposición de diversos documentos originales recuperados por el archivero municipal, Isaïes Blesa, entre ellos el decreto de restitución. Mientras, Amics de la Costera, sin ningún tipo de apoyo institucional, ha editado una serigrafía conmemorativa, obra de Ernesto García Lledó, instalará una placa conmemorativa y editará una pequeña publicación en la que se difundirán documentos inéditos, caso de la correspondencia de Villanueva con las autoridades locales de la época. También se contará la historia de la segunda restitución del nombre de la ciudad: el decreto de 1811 contemplaba la denominación de Xàtiva, que fue castellanizándose con el tiempo hasta derivar en Játiva. El primer alcalde democrático, el socialista Manuel Casesnoves, recuperó vía decreto el topónimo autóctono.