30 de gen. 2011

L'ART RUPESTRE A LES COMARQUES DE CASTELLÓ



Ara que acaba Fitur, amb tanta pena com glòria, les comarques de Castelló no se resignen a quedar marginades del panorama turístic estatal ja que, malgrat la manca d'infraestructures viàries, a Castelló comptem amb molts quilòmetres de platges mediterrànies verges, plenes de banderes blaves, però també amb una altitud mitjana que ens situa com la segona província més muntanyosa d'Espanya, després de Santander.

L'interior de Castelló és ric en història, cultura i paisatges naturals. Aquestes terres, després de la conquesta de Jaume I, presenciaren el final del Cisma d'Occident que enfrontà el Papa Lluna (des de la seua residència a Peníscola) amb la resta de la cristiandat, però, tot i això, només el conjunt històric-artístic de les pintures rupestres de l'interior han merescut la consideració, per part de la UNESCO, de formar part del Patrimoni de la Humanitat. A partir de l'any 10.000 a.C. va començar un período de transició al Neolític, anomenat Epipaleolític o Mesolític, on destacaren les anomenades pintures de l'art rupestre llevantí que tant abunden a les comarques de Castelló: a Morella, Vilafranca del Maestrat, La Valltorta (Tírig), El Barranc de la Gasulla (Ares), la Cova del Polvorí (Pobla de Benifassà), La Joquera (Borriol), Vilafamés, etc. que són, per tant, posteriors a l'art prehistòric figuratiu d'Altamira, per exemple. El periòdic Mediterráneo parlava d'això en l'edició d'avui diumenge.



Patrimonio de la Humanidad, los abrigos-santuario de las comarcas castellonenses acogen inquietudes artísticas
Vicente Cornelles (Mediterráneo)

Patrimonio de la Humanidad. La provincia de Castellón cuenta con una gran riqueza en el arte rupestre levantino, "y ya no sólo por la cantidad, sinó también por la calidad de los conjuntos pictóricos", como destaca en su libro Carme Olaria, Un passeig per la prehistòria. Guia de l'art rupestre llevantí de Castelló y en el que se refleja, dato por dato, las características de cada uno de los abrigos, al aire libre, 65 en total, distribuidos en distintos municipios de la provincia en los que aparecen exponentes del arte más primitivo en un alarde de riqueza cultural.

Como señala Olaria, Ares del Maestrat, "con un total de 14 abrigos pintados, lidera el número de yacimientos. Le sigue el término municipal de Albocàsser, con 12 abrigos y Tírig, con 8, los dos dentro del conjunto rupestre del barranco de la Valltorta".


En el término de Benassal hay 6 abrigos pintados, igual que en el término de Morella. "Estas són las zonas con un número más elevado de pinturas de interés artístico", como afirma Olaria en su manual, en el que se detalla que "hay otros conjuntos donde los dibujos son de muy buena ejecución y estilo, pero la cantidad de yacimientos es bastante escasa, como los tres conjuntos de les Coves de Vinromà y Culla, los dos de la Pobla de Benifassà, la Todolella y Sant Mateu y sólo uno en los términos de Bejís, Borriol, Catí, Forcall, Palanques, Vilafamés, Vilafranca, Xert y Xodos que, a veces, corresponden estilos más evolucionados, com ahora el esquemático".

Y como añade Carme Olaria en su estudio sobre el arte rupestre en las comarcas castellonenses, "el patrimonio cultural arqueológico de Castellón corresponde especialmente al estilo artístico levantino; las pinturas de otros estilos no son tan significativas".




Castellón, la capilla sixtina del arte rupestre
INVESTIGACIÓN.- Precisamente por esta razón, nuestras comarcas están consideradas como las más importantes para la investigación del arte levantino y en sus cuevas se contempla todo tipo de variables temáticas y cromáticas sin superposición de estilos superiores. El principal tesoro de arte rupestre en la provincia de Castellón se ubica en el barranco de La Valltorta, un accidente geográfico que nace en Catí, en la comarca de l'Alt Maestrat, hasta que llega al barranco Fondo o de Albocàsser, para enlazar posteriormente con la rambla de Sant Mateu, formando el curso fluvial del río de Les Coves o de Sant Miquel, que desemboca en el litoral mediterráneo. Un precipicio cuya parte central està flanqueada por altos roquedales, que presentan hasta una altura de 80 metros, y que propiciaron la formación de abrigos y cuevas que, a lo largo de siete kilómetros "sirvieron de refugio y soporte de expresión pictórica a los grupos humanos prehistóricos", relata Carme Olaria.


En estos parajes se practicó la actividad cazadora y recolectora que les permitió sobrevivir y también expresaron sus inquietudes simbólicas y artísticas, pero tan sólo en determinados abrigos entre los muchos que existen a lo largo del recorrido de La Valltorta. "Era como si sólo en aquellos lugares existiera un verdadero carácter mágico y simbólico, por eso han sido considerados abrigos-santuario".

“En 1917 Alberto Roda Segarra, vecino de Tírig, quedó sorprendido por las figuras que encontró en la Cova dels Cavalls. Informó inmediatamente a su amigo Polo, en Castellón, quien se puso en contacto con el profesor Boscà, catedrático del Instituto General y Técnico de la capital de la Plana, el cual finalmente informó al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid para que enviaran a algún investigador especializado”. Así relata Carme Olaria en su publicación sobre el arte rupestre castellonense el hallazgo de las singulares pinturas en el barranco de la Valltorta.


OBERMAIER Y WEERNERT.- Los estudios de Hugo Obermaier y Paul Weernert, con una monografía titulada Las pinturas rupestres del barranco de la Valltorta en Castellón, con magníficos dibujos que realizó Francisco Benítez Mellado, sirvieron para que en 1924 los yacimientos fueran declarados monumentos histórico-artísticos. Una distinción que, sin embargo, tuvo efectos perjudiciales e imprevistos en aquel momento ya que “mucha gente las visitaba e, ignorando su importancia, acabó por destruir gran parte de las representaciones artísticas; unas veces mojando y refregando con cualquier elemento las pinturas para observar mejor los colores; otras veces, -peor aún- con mutilaciones, extracciones y comercio. Tristes consecuencias que duraron bastantes años, hasta que en 1942 el Ministerio de Bellas Artes nombró un guardia oficial y el primero fue Serafí Adell.


Otros expertos en arte rupestre han estudiado La Valltorta, entre los que destacan H. Kuhn, E.V. Eickstendt, A. Beltrán y E. Ripoll, cuyos trabajos de campo han servido para analizar la problemática del arte levantino. También hay que señalar las investigaciones realizadas por R. Viñas, que inició en 1968 una exploración exhaustiva del barranco, recogiendo durante años todas las representaciones rupestres y descubriendo otras nuevas y que, finalmente, recopiló en una síntesis magnífica, publicada allá por el año 1982. En las pinturas rupestres se simbolizan seres humanos, animales y el medio ambiente, representando, además, el comportamiento habitual de las colectividades y su interacción con las criaturas del entorno y sus deidades.

Es importante señalar que entre las principales figuras presentes en estos grafos encontramos imágenes de animales salvajes como bisontes, caballos, ciervos y renos, aunque las marcas de manos humanas también ocupan un porcentaje importante. Frecuentemente se muestran animales heridos o dañados con flechas. Los motivos y los materiales con que fueron elaboradas las distintas pinturas rupestres son muy similares entre sí, a pesar de los miles de kilómetros de distancia y miles de años en el tiempo. Los especialistas coinciden en señalar que todos los grupos humanos que dependían de la caza y recolección de frutos silvestres efectuaron este tipo de trabajo plástico que ha perdurado en cuevas y abrigos.


UNO O DOS COLORES.- En una pintura rupestre, por lo general, se usaban uno o dos colores, incluyendo algunos negros, rojos, amarillos y ocres. Los colores también llamados pigmentos eran de origen vegetal como el carbón, de fluidos y desechos corporales como las heces, compuestos minerales como la hematita, la arcilla y el óxido de manganeso, mezclados con un aglutinante orgánico (resina o grasa). Las cuevas se ubican totalmente bajo el suelo, y en consecuencia se hallan en una oscuridad casi completa. Los antiguos artistas se auxiliaban de pequeñas lámparas.


El ‘Arquer’ de la Valltorta regresará a Castellón antes de las Fallas

El Arquer del barranco de la Valltorta, arrancado de la pared de la Cova dels Cavalls en 1943, regresará a su lugar de origen tras 68 años de expolio. Será, con toda probabilidad antes de las celebraciones de las fiestas de las Fallas para posibilitar que esté ubicado en el Museo de la Valltorta durante la Semana Santa y se pueda aprovechar el tirón turístico de la pieza expoliada durante las vacaciones pascuales. Lo anunció Mediterráneo en su edición del pasado martes y, así, tras cumplimentarse todos los trámites burocráticos entre la Conselleria de Cultura y Museo Comarcal de Cervera, donde ocupa un lugar preferente en su colección permanente, se hará posible el regreso a tierras castellonenses de uno de los tesoros del patrimonio prehistórico castellonense, en la capilla sixtina del arte rupestre que son los yacimientos de la llamada Altamira mediterránea.

La directora general de Patrimonio de la Generalitat valenciana, Paz Olmos, principal artífice del retorno del Arquer a Castellón, lo ha reiterado en repetidas ocasiones: “Llevamos esperando poder recuperar una pieza extremadamente importante para el patrimonio castellonense y, tras más de treinta años de reivindicaciones colectivas, lo hemos conseguido”, manifiesta.


Un retorno que tendrá como objetivo “impulsar una comarca que ya cuenta con atractivos de paisaje, gastronomía y cultura, al que ahora se podrá sumar esta pieza clave para la historia de nuestra provincia”, enfatiza la responsable de Patrimonio del ejecutivo autonómico. El Museo de la Valltorta recibirá la pieza, ya que no puede ser reintegrada en su medio natural pues es un extracto de la pared que ya no encajaría del lugar del que fue extraído. En el museo tendrá una ubicación preferente.

Un arte paleolítico de 35.000 años
Las pinturas rupestres de la provincia de Castellón corresponden a la evolución cultural llamada Paleolítico Superior y que comprenden las etapas del Auriñaciano, Perigordiano, Solutriano y Magdaleniense. Su inicio se calcula hacia el año 35.000 antes de Cristo. Sus expresiones artísticas son de dos tipos: Arte rupestre en las paredes del interior de grandes cavidades, como el castellonense y el arte mueble sobre objetos de hueso, cuernos, marfil o piedra.


Patrimonio de la Humanidad en 1996
La asamblea general de la Unesco, reunida el 2 de diciembre en Kyoto (Japón), acordó incluir en el listado del Patrimonio Mundial de la Humanidad el legado histórico artístico prehistórico del arte rupestre mediterráneo y, en concreto, el de la provincia de Castellón, a propuesta y petición del Consejo de Patrimonio Histórico y consolidando una reivindicación de protección absoluta.

ENLLAÇOS:

- Com arribar? Fullet informatiu sobre el Museu i Parc de La Valltorta.

- Arqueologia en blanc i negre (1927-1959)

- Las pinturas rupestres de Cova Remígia (Ares del Maestrat)

- Paisatges valencians i llocs d'interès (mapa).

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